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domingo, 14 de agosto de 2011

Competitividad y minería: más allá de los mitos

Seguidamente trascribo un interesante punto de vista, que comparto, sobre la actividad minera escrito por María Nilda Bernedo y Marco Antonio Shiva  en el espacio Punto de Equilibrio promovido por la prestigiosa Universidad del Pacífico - Perú.
La actividad minera en Perú ha producido innegables beneficios durante la última década. No obstante, en los últimos años, el debate parece haber dejado de abordar temas como el logro de mayor competitividad en este sector, dentro de un plan de desarrollo nacional, para enfocarse en una discusión abierta sobre la inviabilidad de la minería en Perú y una supuesta escasa capacidad de generar mayor bienestar. En este sentido, es preciso evitar algunas simplificaciones sobre la verdadera importancia de la minería para la economía peruana.
Una actividad con condiciones especiales
El programa económico de inicios de los noventa enfatizó el carácter de interés nacional de la promoción de la actividad minera (D.L No. 708). Claramente, el Estado reconoció que la participación del sector privado en esta actividad permitiría, junto con una legislación promotora, elevar considerablemente el nivel de exportaciones y de divisas de la economía. En la actualidad, la minería representa la principal fuente de divisas para Perú (66.3% del total exportado en 2001). A pesar de su importancia para el crecimiento económico, esta actividad no está exenta de críticas sobre el escaso nivel de empleo que genera, el impacto de los proyectos mineros sobre el medio ambiente, y los escasos encadenamientos y valor agregado de su producción.
Según datos del Ministerio de Trabajo, la minería genera 60.000 empleos formales directos y, adicionalmente, se calcula que contribuye en la generación de 240.000 empleos indirectos. Estas estadísticas motivan a algunos críticos a asegurar la inviabilidad del modelo pro-minero, implementado en la última década. Ellos resaltan la aparente incompatibilidad del desarrollo minero con un programa político cuyo objetivo principal es la generación de empleo.
Si bien el aspecto más notorio de la actividad minera es la existencia de empresas modernas, intensivas en capital, con políticas innovadoras en materia de responsabilidad social y con salarios superiores a los del mercado, la otra realidad de la minería en Perú está representada por la minería artesanal, actividad en la que aún existen muchas tareas pendientes.
La competencia por inversión extranjera
Dada la naturaleza de la actividad minera: elevados costos hundidos y largo período de maduración de la inversión, la competitividad en este sector depende, de manera importante, de los factores naturales y geográficos, de los costos de extracción y transferencia, de la infraestructura, de los precios internacionales, y del marco normativo económico y ambiental. En este sentido, tanto las empresas como los Estados promotores de la inversión tienen un papel importante en la competitividad minera. Así, desde la década de los noventa (exceptuando los mayores incentivos otorgados por Chile en los ochenta), se apreció una fuerte competencia entre los países de América del Sur con el objetivo de ofrecer mejores condiciones para la inversión extranjera. En la actualidad, el sector minero es uno de los sectores que goza de mayores beneficios en materia de incentivos tributarios y legislación específica.
Cuantificando impactos
Según la publicación del INEI: Multiplicadores de la economía peruana, la minería es uno de los sectores con mayor multiplicador de remuneraciones. Así, un incremento de un dólar en las exportaciones mineras genera un aumento indirecto e inducido de US$ 0,55 en las remuneraciones de toda la economía. Por otro lado, el multiplicador referido al empleo del sector minero, en términos de personal ocupado, es bastante menor en comparación con los sectores agrícolas y de servicios. Finalmente, como se esperaba, la minería es el segundo sector más importante en la generación neta de divisas. Específicamente, según los cálculos del INEI, si las exportaciones mineras aumentan en US$ 1, la balanza comercial aumenta en US$ 0,62 aproximadamente. Esto permite, en cierta forma, desmitificar la creencia de que la minería es un sector que, en términos netos, deja pocos dólares al país, como consecuencia de sus elevados niveles de importación.
Las compras anuales del sector minero representaron, aproximadamente, US$ 1.400 millones en el año 2000. Además, los mecanismos de subcontratación involucraron transacciones por cerca de US$ 500 millones. Del total de compras del sector minero, un 60% corresponde a compras a proveedores locales, mientras que el 40% restante corresponde a importaciones. De esta manera, los encadenamientos hacia atrás, si bien están altamente concentrados en sectores manufactureros de menor valor agregado, no son tan limitados como se cree. La tabla insumo producto permite identificar a los proveedores de servicios, químicos, petróleo, transporte y maquinaria, como los principales proveedores de insumos para la minería.
Las empresas mineras muestran mayor relación con los proveedores de servicios, que con los proveedores de bienes de la región donde se sitúan. Este hecho se explica por la formación de asociaciones o empresas de servicios que se localizan alrededor del enclave minero; así como por las políticas de compra en escala que implementan las empresas, las que los proveedores de bienes de la región, en ocasiones, no pueden atender de manera satisfactoria. Este patrón ha llevado a algunos autores a sugerir que el concepto apropiado para los denominados “enclaves mineros” no es el de cluster, sino el de network, pues no se requiere de proximidad geográfica para que la empresa establezca relaciones de algún tipo con otras empresas e instituciones.
Con el objetivo de propiciar mayores encadenamientos y mejoras en la actividad minera, es necesario involucrar más a la población de la región con el proyecto minero, mediante la continuación de la generación de infraestructura vial, del mejoramiento en los niveles de salud y educación. Asimismo, se requiere orientar esfuerzos hacia la mejora de las normas de eficiencia y seguridad por parte de las empresas que prestan servicios a las compañías mineras. Además, se precisa que las empresas que deseen asociarse con la actividad minera dispongan, de manera anticipada, de información sobre la demanda y necesidades de este sector.
Situación actual y perspectivas
Después de haber experimentado una ligera alza en el año 2000, los precios de los minerales cayeron durante el año 2001, lo cual afectó a las empresas mineras y a aquellas relacionadas con el sector, como son las comercializadoras de maquinaria pesada, consultoras de ingeniería, empresas exploradoras, entre otras. En gran medida, esta situación es consecuencia de la actual recesión mundial que ha afectado a la industria de los países de Europa, Asia y Norteamérica. La menor producción industrial en el mundo generó una menor demanda por minerales, que tuvo inmediatas repercusiones en las cotizaciones internacionales.
Al respecto, cabe resaltar la disminución de alrededor de 20% que sufrió el precio del cobre en diciembre de 2001, con respecto al mismo mes del año anterior. Asimismo, el zinc experimentó una caída del orden de 28% en el mismo período. Por su parte, el precio del oro, principal producto exportador peruano en la última década, no experimentó una reducción sistemática. A pesar de estas tendencias en los precios, el sector minero reaccionó aumentando el volumen exportado. El crecimiento en las exportaciones de cobre y zinc tuvo su origen, principalmente, en el inicio de las operaciones de Antamina a fines de año 2001. Por su parte, la demanda por oro creció por razones especulativas, es decir, por la mayor incertidumbre mundial luego del atentado del 11 de setiembre, lo que impidió, además, que el precio siga el mismo patrón que los otros metales.
Sin embargo, la recesión mundial no es la única razón que explica la sobreoferta de minerales. Los mayores stocks de metales pueden explicarse, también, por la ola de inversiones que se dirigió a América Latina en la última década, así como por los avances tecnológicos que permitieron aumentar la rentabilidad de la actividad, mediante la reducción de costos de explotación en los yacimientos mineros.
La reciente caída de los precios de los minerales responde a la tendencia decreciente que se ha registrado en las cotizaciones en los últimos años, la cual se debe a las características propias de los commodities como, por ejemplo, una demanda ciertamente inelástica y la escasa diferenciación de los productos. Ante esta realidad, además de orientar sus esfuerzos en la búsqueda de proyectos mineros más ambiciosos, los inversionistas extranjeros priorizan un entorno político y económico estable para la toma de sus decisiones.
La minería exige que tanto las autoridades como los mineros pongan en práctica medidas orientadas a incrementar la competitividad del país que, según un informe de la Universidad de Minas de Colorado, se encuentra entre el sexto y octavo puesto de la clasificación de países más atractivos para la inversión minera en materia tributaria, de un total de 52 países analizados.
Durante los años 2000 y 2001, el país ha atravesado un período de inestabilidad política, jurídica y tributaria, que ha impactado negativamente en el sector minero y ha provocado la paralización de proyectos de inversión. Los industriales mineros exigen reglas claras y el compromiso de las autoridades de mantenerlas en el mediano plazo, porque el proceso que se sigue desde la exploración hasta la explotación es de larga maduración. En ese sentido, la introducción de un régimen de regalías mineras en la carta de intención acordada entre Perú y el Fondo Monetario Internacional para el período 2002-2003, podría considerarse como una señal negativa en un entorno de crisis internacional. Si bien es cierto que países vecinos han instaurado esta clase de dispositivos tributarios, con precios tan bajos como los actuales, es conveniente evaluar si es el mejor momento para que Perú adopte medidas que podrían desalentar el flujo de inversiones al sector.
Con tan solo 10% de su territorio explorado, Perú tiene todavía un gran potencial en la industria minera. Lamentablemente, en los últimos tres años, el 30% de las empresas exploradoras se ha retirado del mercado peruano por falta de inversión. De esta forma, los cambios en la legislación deben considerar el actual estancamiento de los precios internacionales, así como el ritmo de las nuevas exploraciones. Si bien existen procesos de privatizaciones y concesiones mineras en espera, se debe procurar promocionar, de manera paralela al desarrollo de la actividad, la exploración de proyectos de mayor vida útil y con mayores requerimientos de inversión.